lunes, noviembre 19, 2007

El trato.

- Usted comprenderá que he hecho un largo viaje para llegar hasta aquí y al menos quisiera que me escuchara antes de volver por donde he venido Don Manuel…

Don Manuel, absorto, escuchaba con atención sentado en un sofá que fácilmente podría haber sido robado de algún palacio del siglo XV. Vestía un cuidado traje italiano oscuro, como los actores de las películas de Hollywood, apoyado sobre una camisa de seda blanca que contrastaba con una piel curtida y dura, pero elegante. En su rostro ya se notaban los años convertidos en sabiduría, sus ojos habían sido testigos de tantas cosas que harían palidecer de envidia al mas osado aventurero que tuviera los pies sobre la tierra, su boca recordaba los besos de cientos de mujeres, su pelo, peinado hacia atrás formaba unos pequeños remolinos que debían ser el perpetuo rastro de una cabeza que nunca paró de hacerse preguntas sin encontrar respuestas. Sus zapatos reflejaban un casi enfermizo afán por la limpieza y la pulcritud. Apuntando una postura, casi aristocrática que se dibujaba en el fondo de una antigua habitación en la que en algún momento, muchos años atrás, el tiempo decidió tomarse un largo descanso. En su mano, una gran copa con absenta y mucho hielo le ayudaba a relajarse en aquella conversación.

Al fondo de la habitación, en un rincón donde la luz era casi inexistente una anciana voz hablaba con fuerza.

- … Don Manuel, creo que usted es la persona idónea para cuidar del trabajo que he realizado en todos estos años. A mi, como sabrá, la vida no me permitió formar una familia. La empresa absorbió todo mi tiempo desde el momento en que me fue cedida, pero mis años no pasan en balde y me veo irremediablemente obligado a pasar un testigo que una vez me llegó como hoy le llega a usted. Permítame decirle que me ha costado muchísimo decidirme, pero ahora estoy seguro al cien por cien de que usted será capaz de llevar esta historia hasta niveles no vistos jamás…

Don Manuel escuchaba callado. Mientras su interlocutor, nervioso, viejo y un tanto ajado consumía sus últimas palabras en intentar convencerle de que debía dar una respuesta afirmativa a su proposición… Nunca supo de nadie que hubiera mostrado ningún tipo de duda ante tamaña oferta... Quizá, al fin y al cabo, Don Manuel no fuera una buena opción, pero no… él nunca se equivocaba. Un tanto confundido siguió hablando.

- Don Manuel, ¿No le satisface la idea del poder absoluto…? ¿De verdad no desearía salir de entre estos trastos viejos y olvidados? – Dijo señalando varias partes de la habitación- Está bien, le daré unos días para que se lo piense… ¿Alguna pregunta?

Pero don Manuel no movió ni un solo músculo. Su interlocutor se levantó torpemente y recorrió lentamente la habitación sin decir nada, abrió la puerta y un momento antes de cerrarse tras él, Manuel preguntó:

- ¿Por qué a mi…?

La figura que momentos antes estaba saliendo por la puerta giró apenas treinta grados y le miró por la espalda.

- Para esto necesitamos a alguien justo y con experiencia… Y no a un vulgar asesino…

Tras decir esto, salió por la puerta cerrándola lentamente. En el suelo, tras sus pasos se habían formado unas misteriosas llamas que resplandecían en la oscuridad de la habitación, y en el ambiente un insoportable olor a azufre embriagaba los sentidos…

Don Manuel, aun sin moverse de su asiento soltó la copa en la mesa y cerró los ojos lentamente hasta caer en las suaves garras del sueño. La respuesta… la pensaría después.

6 comentarios:

crazyflamy dijo...

Esta muy padre este escrito, y por favor no dejes nada en tu cajón.. sácalo en un día de lluvia o de mucho sol para compartirlo con nosotros y no debe de avergonzarte nada, ya que un escritor como tú no puede ser criticado entre amigos, al contrario, sólo buenas cosas pueden salir...
Besos.
Lucía.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho. No me esperaba que la visita fuera el demonio. La verdad es que me ha sorprendido ese pequeño giro.
Me encanta cómo está contada la historia y creo que hay calidad en las descripciones.

Cucho L.Capilla dijo...

Una historia muy bien contada y excelentemente descrita.
Estas que no paras Antonio. Sigue explotando esta etapa creativa.

Silvia dijo...

¿Continua la historia? Ya me he quedado con la intriga de conocer el encargo que le hace el diablo.
Muy chula, como todo lo que escribes.Tu talento merece ser explotado más a menudo.
Besitos

Vero dijo...

Fíjate...yo al principio pensaba que era Dios... :S

Silvia dijo...

Contra, pues ahora resulta que el demonio quiere que lo sustituyan en su cargo. Acabaramos.....