miércoles, abril 25, 2007

La Carta - Parte III

Ante todo, pido disculpas por todo el tiempo que he estado ausente. Al principio fue una crisis aguda de falta de inspiración, al final fue simplemente que debo tener una fuga de horas por ahí, y no hay forma de dar con ella.

También pido perdón a todas aquellas personas a las que leo habitualmente. Ya que dentro de poco tengo exámenes y no dispongo de todo el tiempo necesario para leerlos. Aunque mas que perdón a ellos/vosotros, tendría que pedirme perdón a mi mismo por perderme esas maravillosas cosas que ponéis. Nunca olvidéis que estas lineas son algo mas que historias... para mi son pequeños retazos de vidas que dejan una invisible estela en este mar de internet, y agradezco la suerte que tengo de encontrar algunas de ellas y poder beneficiarme con sus mensajes. Los blogs, los bien elegidos, los que contienen un verdadero mensaje... son como de un gran abuelo, o las vivencias de un gran amigo. Nunca olvidéis que somos finas estelas en el mar, y que el destino ha hecho que las hayamos encontrado.

Si mas dilación, pues el tiempo no me sobra... aquí va la tercera, aunque no ultima parte de mi historia. Espero que la sigais disfrutando a pesar de este parón. Espero poder estar muy pronto compartiendo vuestras historias.

Salí de mi asombro y aun tenía la carta entre las manos, cuando el amargo sabor de la derrota caló como un puñal en mis huesos, y arrojando al suelo la espina que esa mañana de invierno vino a envenenarme, me llevé las manos a la cara llorando como un niño que acaba de saber que la navidad para el no traeria regalos. Aquella carta parecía una bomba de recuerdos, pues había despertado en mi muchísimas cosas que parecían ya guardadas en un baúl bajo llave. Pero que lamentablemente ninguna de ellas volvería. Me pasé un pañuelo por los ojos y un momento de cólera se hizo presa de mi.

- ¡¡Si es una broma, no tiene ni puta gracia!! -Grité con todas mis fuerzas volcando el café al suelo-.

Agarré la carta y la arrojé al fuego con todas mis fuerzas, como quién se está defendiendo de algo, y sin volver a mirar caí al suelo de rodillas, llorando y maldiciendo a quien había tenido la idea tan descabellada de enviarme algo así. Pero en ese mismo momento escuche algo. Una voz susurrante y mustia me dijo al oído con una mezcla de cariño y odio, o por que no decirlo, de compasión.

- ¿Es esa la forma que tienes de huir de tu pasado?

Sentí el aliento de quien me hablaba en la parte trasera de la cabeza y me enderecé rápidamente como impulsado por un resorte, y aun con lágrimas en los ojos, grité al borde del pánico -¡¡Quien anda ahí!!-. Pero un silencio aplastante se hizo eterno.

- ¿Que quieres de mi? – volví a gritar desecho -.

Creía volverme mas loco por momentos, volví la cabeza para todos los lados incesantemente y lo único que vi fue el espejo donde se reflejaba mi propio rostro desquiciado. Casi no me reconocía, estaba al borde de un ataque, y decidí que lo mejor sería tranquilizarme un poco.

Me levante como pude, y miré al fuego esperando que la carta se hubiera esfumado para siempre… Efectivamente, allí ya no había nada. Me senté de nuevo en el sofá y me incline a levantar el café que estaba empapando la moqueta. Y allí estaba, al lado de la lámpara, volví a verla, intacta, como si el tiempo hubiera vuelto atrás.

La tomé entre las manos y no pude esperar más. –Esto no es algo normal-, pensé. Despegué la parte superior pensando que fuera lo que fuera no me afectaría más de lo afectado que estaba hasta ese momento. La abrí lentamente y saque un pequeño papel que había dentro, en el que se veían escritas unas palabras que parecían venir del mismo puño y letra del remitente. Y decía así:

Llevo ya mucho tiempo esperándote, tengo frío y está lloviendo,
¿Cuando vas a llegar?, ya sabes que te espero donde siempre,
En el sendero, bajo los árboles. en nuestro pequeño lugar.
Ven pronto por favor. Besos, Ángela.

Parte I
Parte II